miércoles, 6 de abril de 2011

Mejora descentralizada en los ingresos del trabajo y disminución en la desigualdad

En la década del 2000, la economía peruana creció a una tasa promedio anual por encima del 5%, un hito que no alcanzaba desde la década de 1960. Este crecimiento ha proporcionado las condiciones para mejorar las oportunidades de ingreso de los 14´757,700 personas ocupadas en todo el país. (Gestión 31/03/2011)

Ayer señalamos que la población adecuadamente empleada se incrementó notablemente en todas las regiones en el período 2001-2009 (CD 31/03/2011), según un reciente informe del INEI. Hoy podemos resaltar, documento en mano, que los ingresos por trabajo han aumentado 5.3% en promedio anual durante el mismo período y que además se han reducido las brechas de ingreso entre los trabajadores de más altos y más bajos ingresos.

En general los ingresos han aumentado considerablemente, pero hay diferencias muy grandes entre las regiones (con aumentos entre 15.3% y 102.4% en todo el periodo). Con el objetivo de medir el cambio en la capacidad adquisitiva de los ingresos, comparamos los incrementos de ingresos en cada región con la variación de los precios al consumidor a nivel nacional durante el mismo período (23.6%). De ese modo, salvo en Lambayeque, concluimos que la capacidad adquisitiva de los trabajadores se habría incrementado, puesto que los ingresos crecieron en bastante mayor proporción que los precios (ver gráfico 1). Las cifras demuestran que, a pesar de las diferencias en resultados regionales, en la última década el crecimiento económico ha sido realmente descentralizado y ha llegado a la gran mayoría de trabajadores.

En el gráfico, llama la atención la impresionante diferencia entre los aumentos de ingresos en La Libertad, la región en que más crecieron, y en Lambayeque, la región en que menos crecieron. Si bien estamos seguros que también hay otros importantes factores en juego, parecería que una parte importante de la explicación es la tremenda diferencia que ha existido entre el desarrollo exitoso de la mayoría de las azucareras de La Libertad y el beneficio que esto ha reportado a la región y el lamentable e histórico desperdicio de oportunidades por parte de las mayores azucareras de Lambayeque, gracias a la protección que la Ley
Oviedo ha dado por tantos años a quienes las saquean.

Otro tema que vale la pena resaltar es que, en el mismo periodo (2001-2009), las brechas de ingreso entre los más pobres y los más ricos se han reducido. A nivel nacional, los ingresos del quintil más pobre (quintil I, o el 20% más pobre de la población) subieron en 93.2% mientras que los del 20% más rico (quintil V) aumentaron en 50.3%. Debido a estos incrementos diferenciados, mientras que en el 2001 el salario de los más pobres representaba el 16.3% del salario del quintil más rico; en el 2009 este porcentaje aumentó a 21.0%. Cabe destacar que mientras este porcentaje no mejoró en el ámbito urbano al pasar de 25.9% a 25.0%, sí mejoró fuertemente para los trabajadores rurales, pasando de 30.2% a 42.0%. Estos resultados señalan que a pesar que los ingresos son más bajos dentro del área rural, las diferencias dentro de la misma se vienen reduciendo y marcando la tendencia a nivel nacional. Cabe señalar que esta mayor reducción de la desigualdad en los ingresos para los trabajadores rurales se mantiene al comparar los quintiles I y II (los más pobres), con los quintiles IV y V (los más ricos). Es decir, que aunque los pobres siguen ganando menos que los ricos, la diferencia, entre los ingresos de ambos, es bastante menor (ver gráfico 2). Esto se asocia, entre otros factores, a reducciones en las diferencias de ingresos entre los menos y los más educados.

Mientras que en el 2001, el ingreso de los trabajadores menos educados, con al menos primaria, representaba el 27.8% de los trabajadores con educación superior, este porcentaje pasó a 32.1% en el 2009. Esta mejora a nivel nacional se vio impulsada por el ámbito rural donde el indicador paso de 32.1% a 49.8%. De este modo, los ingresos de los menos educados se van incrementando a tasas mayores que los ingresos de los trabajadores con educación superior. Podemos explicar este fenómeno desde dos frentes: (i) según la información del INEI, los sectores con mayor aumento de su ingreso promedio entre el 2001 y 2009 fueron pesca (8.6% promedio anual), agricultura (7.5% promedio anual) y construcción (6.7% promedio anual), justamente aquellos sectores que requieren, en su mayoría, trabajadores menos calificados. (ii) Las cifras señalarían además bajos retornos a la educación superior no universitaria que según estudios del tema (Retornos a la educación superior en el mercado laboral: ¿vale la pena el esfuerzo?) reflejarían por un lado, la baja calidad que en promedio tiene la educación superior y por otra, las grandes diferencias entre lo que las instituciones educativas ofrecen y lo que las empresas demandan. Por ello, siguen siendo relevantes iniciativas de capacitación como ProJoven que permiten un intercambio más fluido entre la oferta y demanda laboral.

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